miércoles, 16 de enero de 2008

DIOSES Y MONSTRUOS

Si la memoria no me falla, decía Jean Cocteau al comienzo de un libro cuyo título no recuerdo que la memoria es una noche terrible y confusa... Por lo que uno deduce que no deberíamos fiarnos de ella, lo dice también una rama de la psicología moderna. Nuestros recuerdos están condicionados por nuestro estado de ánimo: parece ser que no sólo vemos el futuro negro sino también el pasado... Demás queda decir que para el occidental el presente es utopía. El hombre occidental sólo cree en la memoria, vive para recordar ese momento mágico, esa anécdota hilarante, dramática o reveladora que comparte una y otra vez con amigos, familiares... transformándola, desfigurándola una y otra vez como un bucle atemporal más grandes que sus vidas y que le da dimensiones cósmicas.

Cierta noche me encontré en un pub a una antigua compañera de colegio . Haría cosa de veinte años que no hablaba con ella. Sacó a colación una anécdota que yo no recordaba (¿desconocía?). Se lo dije y me dijo que se acordaba perfectamente..., como si fuese ayer ¿Pero cómo desmentirla? Es mi memoria contra la suya. Así que el hombre occidental inventó la maquina, la grabadora, el ordenador, el disco duro y los archivos comprimidos. Un juez imparcial que le desdiga, que a golpe de click traiga su pasado con toda la crudeza y frialdad de la que sólo es posible una máquina. Como Frankenstein matando una niña... ¿se acuerdan?

http://www.youtube.com/watch?v=Y18jIMMNoHA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué el hombre occidental solo cree en la memoria? El hombre occidental moderno sólo vive el momento y sólo le importa el aquí y ahora.

La memoria, por otra parte, al igual que sucede con los discos duros y los archivos comprimidos, puede fallar, ser selectiva y borrarse sin que nos demos cuenta. Nunca te fies de tu memoria, ni de la de tu amiga .

alberto dijo...

ya, pero si no me fío de la memoria qué me queda...

mmmmmm, carpe diem, ¿tú crees?