jueves, 7 de febrero de 2008

Qué te cuentas...

Estudiaba 1º o 2º de EGB, un compañero de pupitre me contó que cuando murió su padre (¿o era su madre?) su hermana y su padre o madre se pusieron a llorar al difunto sobre la cama, que él fingió que también lloraba.

En la facultad, un amigo me contó que acogieron en su casa a un familiar gravemente enfermo que vivía en la indigencia. Cuando se recuperó cambió una nota de despedida por el dinero que su padre tenía guardado para la vacaciones y que él solo sabía donde estaba...

En una fábrica del extrarradio londinense, alrededor del fin de siglo, un compañero de trabajo me contó que salió de Albania rumbo a Italia en una motora con doble fondo lleno de hachís, que cuando estaba próximos a la costa los caravinieri del mar se colocaron para cortarles el paso y que el piloto aceleró dispuesto a estrellarse... Me dijó que menos mal que se apartaron, que nunca más, que se le pusieron de corbata.

En un caro, ruinoso y céntrico piso madrileño una compañera que venía de Tokio, me contó que en la ciudad donde vivía hay unas tiendas donde venden ropa interior usada. Que una puede ir ahí a que le compren la suya y que cuanto más sucia esté más le dan por ella.

4 comentarios:

Cat dijo...

Siempre he dicho que el mundo es un compendio de historias y que no puedes juzgar a nadie porque no conoces la suya.

Bienvenido a la blogosfera ;)

Anónimo dijo...

Alberto, soy Alexander, de la Blog de Lucía. Mantén la esperanza, al final encontraras a alguien a quien darle tu amor. Yo por fin lo encontré este año, y ... ¿que quieres que te diga? Estoy deseando que llegue san valentín para poder cenar juntos. Saludos.

alberto dijo...

Gracias por tu palabras de ánimo, Alexander... Si es que ya lo decía Marisol... La vida es una tómbola!

ridgeBoy dijo...

Bienvenido tío.

Tenemos el mismo propósito para año nuevo: mantener el blog con (al menos) un post por día.

Hacerlo realidad depende de nosotros...

Saludos!!!!!!